des de l'andana

Després de vuit anys de govern, els socialistes de foios es trobem ara a l'andana. L'andana era la part superior de les cases de poble, baix la teulada, on es matgazenava el gra a la espera que madurara. I açí estem, treballant encara pel nostre poble, mirant des de un altre lloc, tractant d'aportar allò que considerm millorarà els nostres carrers, la nostra horta, el nostre poble xicotet. Açò és un punt de trobada, reflexió i mirada crítica. D'opinions i de raonaments. Plural com la nostra gent. Esperant, com el gra, estar a punt quan arrive el moment...

lunes, 22 de septiembre de 2008

sobre els bous al carrer

Bous i vaques

No le discutiremos al conseller Castellanos, en su rifirrafe con el delegado del gobierno a propósito de los bous al carrer, las estrictas exigencias que impone la normativa valenciana para autorizar este tipo de festejos. Pero tampoco dejará de reconocer que los incidentes y accidentes, algunos mortales, aumentan de año en año. Por simple estadística, si cada año hay más festejos está dentro de la moda que pueda haber más incidentes.

En nuestra opinión la propia normativa, necesaria sin duda, ha creado suficientes condiciones para el creciente número de espectáculos año tras año y de nuevos pueblos donde aparece la tradición taurina. Las exigencias requeridas significan un coste en barreras, seguros, certificados técnicos y otros, que no se pueden improvisar y de los que han de hacerse cargo peñas y comisiones estables que junto a los ganaderos de la zona y organizadores profesionales de festejos, se han convertido en grupos de animación cuando no de presión. Los organizadores necesitan, para rentabilizar los gastos, aumentar el número de festejos y conquistar nuevos territorios.

Las regulaciones autonómicas pretenden garantizar el buen trato a los animales y la seguridad de los participantes y espectadores. Y, sin embargo, hay maltrato e inseguridad. La normativa estimula la contratación de toros cerriles, porque no son despuntados, y el trasiego de animales en pleno verano o la mala estabulación en los corrales podría explicar las numerosas muertes por sofoco de los toros nada más ser desencajonados o salir de los toriles. Por otra parte, se han introducido innovaciones como balsas de agua, tablados y otros elementos que aumentan la diversión del público, la fatiga del animal y la inseguridad de los participantes.

El requisito de la existencia de colaboradores expertos taurinos se da por evacuado con una declaración de los organizadores, pero cabe dudar de las habilidades de estos calificados de expertos que, en ocasiones, son jóvenes aficionados incapaces de resolver situaciones de peligro.

En su origen la normativa valenciana pretendía limitar la celebración de los bous al carrer a aquellas poblaciones en las que fuera tradicional. Y este carácter tradicional lo certifican los alcaldes, a veces alegremente, sobre la base de un testimonio o un recuerdo de que alguna vez hubo fiestas de toros en el pueblo. Por lo que el requisito de tradicionalidad exigido es superfluo, pues siempre se puede obtener el certificado municipal de modo que las tradiciones surgen como setas de otoño.

Y en cualquier caso la forma de celebrarse estas fiestas hoy no son las tradicionales cuyo valor etnográfico ha sido descrito por estudiosos como Mira o Lisón. Los toros tradicionales tenían un componente espontáneo, informal y local. Hoy, necesitan de una organización estable o de la participación de la administración y la hacienda local. Los asistentes no son sólo ni principalmente los vecinos sino que atraen a gran número de aficionados dadas las facilidades para el desplazamiento en coche. El éxito de ciertas fiestas tradicionales ha hecho que se pierda precisamente su carácter tradicional, se trate de las fallas o de los desfiles de moros y cristianos que están siendo mal imitados en muchas poblaciones valencianas.

Otros aspectos de la fiesta como horarios, ambientación musical y ruidos, limpieza de calles o el trazado de los recorridos dependen ciertamente de las ordenanzas municipales, pero no estaría de más que los ayuntamientos se pusieran de acuerdo en ordenar de forma similar estos asuntos en beneficio de la mejor convivencia entre los vecinos.

Enric M. Cuñat y Javier Ruiz Montalt

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